Los manglares son ecosistemas de vital importancia para el medio ambiente. Desde 1965 se consideren áreas de preservación permanente. Y nada mejor para protegerlos que conocer qué es un manglar, qué tipos existen, cuál es su importancia y a qué peligros se enfrentan.

Los manglares son bosques que se ubican en las zonas costeras tropicales y subtropicales. El vocablo mangle es originalmente guaraní y significa “árbol retorcido”. Son ecosistemas costeros, típicos de las zonas tropicales y subtropicales, que presentan una gran riqueza de biodiversidad. Explicado el significado de manglar, es importante recalcar que existen diferentes tipos de manglares.
Los manglares o humedales son clave para la conservación de diferentes tipos de especies (crustáceos, peces, moluscos, aves, reptiles, anfibios y mamíferos) y vegetales que necesitan de estos hábitats para poder crecer y desarrollarse.
No solo tienen una función de protección de la vegetación y la fauna, también contribuyen a mitigar los efectos del cambio climático al ser capaces de absorber y almacenar CO2 en sus raíces, también ayudan a frenar el desgaste y la erosión de los suelos, evitando así que se acumulen sedimentos en las playas.
En Ecuador estos ecosistemas están protegidos en el país desde 1994. Además, se los reconoce como una especie prohibida de talar y es considerado como un ecosistema frágil que el Estado tiene la obligación de proteger. A pesar de ello un área de manglar equivalente a casi el doble de la ciudad de Quito (56 396 hectáreas)es lo que se ha perdido en Ecuador en los últimos cuarenta años. Esta reducción se debe a factores como deforestación, crecimiento urbano e industrial.
Con cifras a julio del 2018, Ecuador posee 161 835 hectáreas de manglar, de las cuales 72 523 se encuentra dentro de las áreas protegidas y 68 000 están dentro de varios mecanismos de conservación, según el Ministerio del Ambiente. De acuerdo con ello 21 312 hectáreas no tendrían protección.
El registro de la disminución de los manglares en el país se da desde 1969. Ecuador ha perdido cerca del 27 % de sus manglares originales, según cifras del libro Árboles de Guayaquil.
Natalia Molina, directora del Proyecto Manglares del Ecuador que implementa la Universidad de Especialidades Espíritu Santo (UEES) afirma que “los manglares pueden crecer un metro por año y podemos recuperarlos… Entonces, en Guayaquil no es tarde, siempre se puede empezar”
Un ejemplo exitoso, referido por Molina, es la restauración de manglares del Parque Histórico de Guayaquil donde se recuperaron 1,7 hectáreas que se sembraron desde el 2000.
Molina propone restaurar las orillas de estos sectores donde haya cursos de agua y se puedan hacer canales. “En el parque lineal de la Kennedy es posible ganar espacio para los manglares, drenar, hacer canales para que, entre el agua, ya que el flujo de la marea todavía llega. Esto nos dará mayor seguridad frente a oleajes e inundaciones. Los manglares son la barrera natural que tiene la Costa”, dice.
La sedimentación, el relleno para crecimiento urbano y la expansión de industrias como la camaronera, según Molina, es lo que ha reducido los manglares no solo en la ciudad, sino en toda América.